sábado, 25 de abril de 2009

Des-Corazonario

Se mueren las figuras amorosas.
Se caen los viejos emblemas y las bellas caras
que rellenaban el patio de los desesperados,
de los que se des-viven por no quedarse solos.
Oh Rocamadour, con tu muerte te llevaste
la triste alegría ilusa de estar con esa mujer
tan quimérica y adulterada, como cerrar los ojos
y gritar, gritar, gritar al viento
esperando una respuesta invadida de certezas.

Se nos muere la perfecta sombra contra la pared,
esa que tanto besamos en la espera,
la que nos sonreía en su esquina penumbrosa
como queriendo abalanzarse de golpe,
pero que se escabullía dolorosamente
entre haces de luz.
Oh Joel, si tan solo a mí se me escaparan
de la mente las palabras finales
de esa maldita playa, furtiva
y traicionera dos veces en el recuerdo de alguien,
que en el eterno resplandor de tu olvido
acometió, en un abrir y cerrar de heridas.

Se me muere tu silueta exacta,
tus encantos de diosa egipcia, y los magistrales
planes que des-hicicimos en caricias escurridizas,
en besos evaporados por promesas de papel y
abrazos que pretendían unir lo irreparable.
Oh David, de haber sabido que la oportunidad
que ella me ofrecía, era tan irreal como encontrarla
fuera de tu sueño, habría tomado mucho antes
la masoquista y necesaria opción
de abrir los ojos, y liberarme
de este gozosamente deseado autoengaño.

A fin de cuentas, lo que importa es vivir
y todo lo demás
es olvido.



1 comentario:

Nienna dijo...

Ya, te dejo mis saludos de una vez por todas.
Hace mucho tiempo supe de algo que escribiste, me gusta más este poema.

Caro.

(a ver si te sorprende cómo se llama mi blog)

Al Dolor de Mi Gente