Hoy soñé con un viejo amor.
Había una sombra, un encuentro y un voltear de espaldas. Ella estaba con otro, amando a ese otro, como antes de mis besos. Golpe bajo. Sentí mis hombros encogerse y mis pulmones llenarse de una pesadumbre tóxica. Fue como un hit a larga distancia, ya que sentí su silueta tornarse omnipresente y apuntarme secuencialmente con su mirada, reclamándome mis viejos desencantos, las locuras, las risas, los arrepentimientos, las ilusiones, el adios.
Bebí entonces un gran sorbo de la copa amarga que me alcanzaba, esa copa que se suele probar a diario pero que se diluye con el amor.
Y así llegaste, soledad.
Después un lapsus, un momento de no pensar y en seguida el tirón de la realidad, haciéndose el día con su despertar intranquilo, con su despertar sabor añoranza.
Bebí entonces un gran sorbo de la copa amarga que me alcanzaba, esa copa que se suele probar a diario pero que se diluye con el amor.
Y así llegaste, soledad.
Después un lapsus, un momento de no pensar y en seguida el tirón de la realidad, haciéndose el día con su despertar intranquilo, con su despertar sabor añoranza.
En eso divagué todo el día, hasta que me acordé de un poema que leí de Cortázar:
Billet Doux
Ayer he recibido una carta sobremanera.
Ayer he recibido una carta sobremanera.
Dice que «lo peor es la intolerable, la continua». Y es para llorar,
porque nos queremos, pero ahora se ve que el amor iba adelante,
con las manos gentilmente
para ocultar la hueca suma de nuestros pronombres.
porque nos queremos, pero ahora se ve que el amor iba adelante,
con las manos gentilmente
para ocultar la hueca suma de nuestros pronombres.
En un papel demasiado.
En fin, en fin.
Tendré que contestarte, dulcísima penumbra, y decirte: Buenos Aires,
cuatro de noviembre de mil novecientos cincuenta.
cuatro de noviembre de mil novecientos cincuenta.
Así es el tiempo, la muesca de la luna presa en los almanaques, cuatro de.
Y se necesitaba tan poco para organizar el día en su justo paso,
la flor en su exacto linde, el encuentro en la precisa.
Ahora bien, lo que se necesitaba.
Sigue a la vuelta como una moneda, una alfombra, un irse.
(No se culpe a nadie de mi vida.)
* * *
Me puse a pensar en aquellas veces que busqué a alguien por no sentirme solo, por llenar un vacío autofabricado, por querer librarme de una desconfianza y una inseguridad que realmente no es más que la sombra de un "quiero ser".
La pregunta que ahora me surge es ¿porqué te invocamos tanto, oh soledad, si sabemos que en nuestra incapacidad de entender las cosas nos destruirías? Aunque tantas veces te haya deseado, por rabia, por sentirme independiente, por saberme autosuficiente, oh querida y odiada, ¡como luego de desearte exclamaba déjate de pensar tantas estupideces!.
Esa relación ambivalente que sostenemos contigo cada día, ese pesar que anhelamos sentir, ¿será acaso una mendicidad de amor para llamar la atención? ¿o una artimaña para reconfirmarnos que no queremos estar solos?...Una pequeña frase de Bécquer para meditar: "La soledad es muy hermosa. Cuando se tiene alguien a quien decírselo".
La pregunta que ahora me surge es ¿porqué te invocamos tanto, oh soledad, si sabemos que en nuestra incapacidad de entender las cosas nos destruirías? Aunque tantas veces te haya deseado, por rabia, por sentirme independiente, por saberme autosuficiente, oh querida y odiada, ¡como luego de desearte exclamaba déjate de pensar tantas estupideces!.
Esa relación ambivalente que sostenemos contigo cada día, ese pesar que anhelamos sentir, ¿será acaso una mendicidad de amor para llamar la atención? ¿o una artimaña para reconfirmarnos que no queremos estar solos?...Una pequeña frase de Bécquer para meditar: "La soledad es muy hermosa. Cuando se tiene alguien a quien decírselo".