miércoles, 9 de mayo de 2007

Viento...

Este texto me lo hizo leer un amigo al cual le estoy muy agradecido, puesto que realmente es algo que te deja con una sensación de sorpresa, perplejidad y encantamiento.
Los dejo con el texto, lo demás que escriba creo que estará de sobra:
Merlín desapareció del mundo de Arturo durante muchos años; sin embargo, un buen día reapareció y salió del bosque en dirección a Camelot. Dichoso de ver a su maestro, el rey Arturo ordenó un gran banquete en su honor, pero Merlín se mostró perplejo y miró a su antiguo pupilo como si nunca lo hubiera visto.
“Tal vez podría asistir, si eres la persona que creo que eres”, dijo Merlín. “Pero, dime la verdad, ¿quién eres?”. Arturo quedó desconcertado, pero antes de que pudiera protestar, Merlín se dirigió a la corte reunida y dijo en voz alta: “Le doy esta bolsa de polvo de oro al que pueda decirme quién es esta persona”. E inmediatamente apareció en su mano una bolsa repleta de oro en polvo. Aturdidos y mortificados, ninguno de los caballeros de la Mesa Redonda se adelantó. Entonces un joven paje se aventuró a decir: “Todos sabemos que él es el rey”. Merlín sacudió la cabeza y expulsó bruscamente al joven de la sala.
“¿Ninguno de ustedes sabe quién es él?”, repitió.
“Es Arturo”, gritó otra voz. “Hasta un idiota sabe eso”. Merlín identificó el sitio de donde venía la voz — del rincón donde estaba una anciana sirvienta — y también le ordenó que abandonara el recinto. Toda la corte zumbaba de confusión, pero el reto del mago no tardó en convertirse en juego.
Comenzaron a oírse varias respuestas: el hijo de Uther Pendragon, el gobernante de Camelot, el soberano de Inglaterra. Merlín no aceptó ninguna de ellas, como tampoco algunas más ingeniosas como hijo de Adán, flor de Albión, un hombre entre los hombres, y así sucesivamente. Finalmente le llegó el turno a la reina Guinevere. “Es mi amado esposo”, murmuró. Merlín solamente sacudió la cabeza. Uno por uno, todos abandonaron el gran salón hasta que quedaron solos el mago y el rey “Merlín, nos has puesto a todos en una situación embarazosa’, admitió Arturo. “Pero estoy seguro de saber quién soy, por lo tanto, mi respuesta es ésta: Soy tu viejo amigo y discípulo”. Tras vacilar unos segundos, Merlín desechó también esta última respuesta, y al rey no le quedó otra alternativa que salir. Sin embargo, movido por la curiosidad, se dirigió hacia una puerta abierta desde donde podía ver el gran salón. Para su asombro, vio cómo Merlín iba hacia una ventana y lanzaba el oro al aire.
“¿Por qué hiciste eso?”, gritó sin poder reprimirse.
Merlín alzó la vista. “Tuve que hacerlo”, replicó. “El viento me dijo quién eres”.
“¿El viento? Pero si no dijo nada”.
“Precisamente”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

*.*
........

lo amé un poco!!!!!!!

(aunque me acordé un poco de taller y no quiero mas de eso)

de quién es el texto??
me gusta tu blog! nunca posteo de pajera, te digo las cosas por msn, pero de verdad me gusta mucho!
escribes tan lindo *.*

besitos =***

Anónimo dijo...

wena viejo.... la verdad es que... la wea tb me recuerda excalibur... jajajajajja me genero un rechazo al principio.. pero piola.. esta buena la cosa.... pero teni que poner mas cosas tuyas po.... si teni caleta de weas muy buenas.. ya perrin.. nos estamos viendo por alli.. cuidate q estes bien bye

seba lete

AleX Sinuhé dijo...

Genial, me hizo despertar recuerdos de esos años q ya se me fueron entre los dedos, de esas noches eternas, de esos temores infantiles q regresan como dragon de mil cabezas a deborarte debajo de tus sabanas... de esas voces de los q ya no estan pero te siguen hablando cada dia.


Felicidades amigo y q la tinta siga corriendo por tus venas...

Al Dolor de Mi Gente